El temor nos separa del amor de Dios en la mayoría de las cosas, en lo espiritual o al hacer cosas cotidianas; desde lo más mínimo como despertar hasta lo más complejo como amar. El abandono y la extrema soledad, me mostró la cara más despiadada de la vida, pero no pasaron muchos años para grandes cambios y lo más hermoso de que Jesús haya cambiado mi vida, es que Él por medio de las personas me buscó y me salvó para regresarme lo que en algún momento había perdido (mi relación con Dios), gracias a esta relación puedo dar testimonio que donde no había posibilidad de seguir adelante y mi capacidad humana había terminado ahí estaba Él, así que; con humildad acepte mis propias limitaciones y pude saber quien es Dios para mi, pero sobre todo quien soy yo para Él. Gracias al poder que ejerció el amor de Dios sobre mi voluntad como hombre soy restaurado.

Pol García